Lo que estoy sacando en claro sobre el día 8 de marzo, día internacional de la mujer, es que algún personaje que otro está intentando convencernos de que las mujeres se dividen por su ideología política. Así encontramos mujeres de izquierdas y mujeres de derechas.
Las mujeres de izquierdas se dividen en feministas si “sólo” son de izquierdas con sus pensamientos proges y feminazis si pertenecen a la extrema izquierda.
A las primeras se les tacha de mujeres trabajadoras, pero poco, subvencionadas por sus “amigos” los progres. Y las segundas son unas vagas, o perroflautas, que no han dado un palo al agua en su vida y que sólo saben organizar manifestaciones en contra de los hombres, a los que tachan de machistas. A todos.
Por otro lado están las mujeres de derechas. Estas se dividen en mujeres “sólo” de derechas, con sus ideas conservadoras, que son las que no han trabajado nunca, pero no por vagas sino porque se han casado con un hombre de derechas con mucho dinero. Y las mujeres de extrema derecha que, además de ser unas mantenidas por sus maridos, llevan la sumisión hacia ellos hasta el nivel máximo, llegando a olvidar su condición de mujer entregando sus derechos al hombre de la casa.
A ver si me he enterado bien, nos quieren hacer creer que existen mujeres de primera, a las que llaman señoras, y mujeres de segunda, pobres progres que siempre se quejan por cualquier cosa insignificante, como por ejemplo, eso que hacen llamar sus derechos. Vamos, que esto es como el Titanic, si eres de primera clase tendrás un final feliz, pero si perteneces al segundo grupo le harás compañía a los pobres miembros de la orquesta de música.
Llegados a este punto, yo que soy muy inocente, me pregunto: ¿por qué permitimos que nos clasifiquen?, ¿por qué dejamos que nos pongan etiquetas?.
TODAS, repito, TODAS somos iguales. TODAS somos MUJERES con los mismos DERECHOS y OBLIGACIONES independientemente de la ideología política de cada una.
Porque, que yo sepa, todas hemos nacido de una mujer, con la estimable colaboración de un hombre, claro.
Que no os engañen, no hay mujeres de primera y mujeres de segunda.
TODAS SOMOS MUJERES.
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