La Alegría

 




Las emociones son como los colores. 


Todos sabemos cuales son los colores primarios, el azul, el amarillo y el rojo, y que se les considera primarios porque son colores que no se pueden obtener mediante la mezcla de ningún otro color. Pero, ¿qué pasa cuando los mezclamos entre sí?, que se abre ante nosotros un ámplio abanico de posibilidades.


Pues con las emociones pasa algo parecido. Se habla de cuatro emociones básicas o primarias: la alegría, la tristeza, la ira y el miedo. Se las considera emociones básicas porque cada emoción es la expresión de algo y se expresa de una manera única independientemente de la persona y el lugar del mundo donde se encuentre. Pero, al igual que los colores, hay otras emociones contenidas en cada grupo como la euforia dentro de la alegría, la ansiedad dentro de la tristeza, la rabia dentro de la ira y el pánico dentro del miedo .                  


Os invito a conocerlas conmigo.



Comencemos por la alegría. 


Con la alegría expresamos un sentimiento placentero, por lo que algunos la incluyen en el saco de lo que llaman emociones agradables. Cuando estamos bajo su influencia vemos las cosas de manera positiva, estamos eufóricos y tenemos unas ganas inmensas de vivir. Sonreímos, nos brillan los ojos, sentimos una sensacion de satisfaccion en nuestro interior. Somos más permisivos con los demás, sube nuestra autoestima y renace nuestra habilidad de controlar y moderar todas las situaciones que nos rodean. Tal vez por esas cualidades se ha convertido en la emoción más deseada y buscada por todos, porque inconscientemente la relacionamos con una emoción “sana”. La gente que siente la emoción de la alegría sonríe, está contenta y transmite sensaciones agradables a los demás, sensaciones contagiosas que a todos nos gustan.

 

Sentimos alegría cuando tenemos la sensación de que todo nos va bien, cuando superamos un reto como una prueba complicada, ante el reencuentro con un amigo que hace tiempo que no vemos, cuando alguien cercano emocionalmente consigue algo importante, cuando amamos y las mariposas revolotean por nuestro estómago ante la cercanía del ser amado, cuando nos miramos al espejo y nos sentimos satisfechos con nosotros mismos. 


También nos sentimos felices cuando nos abrazan, ante un beso, cuando nos sentimos queridos y apreciados, ante palabras y señales de afecto.

Pero también podemos expresar nuestra alegría a través del llanto. Parece algo contradictorio, pero las emociones son las que controlan las reacciones de nuestro cuerpo y, a veces, llorar se convierte en la mejor de las expresiones de alegría. ¿Quién no ha llorado de felicidad?, os confieso que yo lo hago casi a diario y los principales culpables de ello son mi familia. 


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